Juan Almagro ingresó en el seminario a pesar de no ser el
mejor momento para formar parte de un clero dividido entre los partidarios de
Carlos María de Borbón y los simpatizantes de Isabel II.
Además el obispo Landeira ordenó cerrar el Seminario de San Fulgencio a raíz de los disturbios ocasionados por estudiantes inconformistas. De esta forma el seminario quedó convertido en el Cuartel de Infantería y no volvió a abrirse hasta 1878 reinando ya Alfonso XII.
Además el obispo Landeira ordenó cerrar el Seminario de San Fulgencio a raíz de los disturbios ocasionados por estudiantes inconformistas. De esta forma el seminario quedó convertido en el Cuartel de Infantería y no volvió a abrirse hasta 1878 reinando ya Alfonso XII.
Juan debió salir del seminario al cierre de éste, pero
es ordenado sacerdote en 1870 y destinado a la parroquia de Santa Eulalia. No
obstante, dos años después ya aparece secularizado.
Juan Almagro, como
otros fotógrafos de la ciudad, no duda en anunciarse en repetidas ocasiones en
los periódicos locales, insertando un modelo de anuncio sencillo durante varios
años en el que solo aparecía su nombre, su profesión y su dirección añadiendo,
a veces, la nota de “premiado en varias exposiciones”.
Se anunciaba sobre todo en La Paz de Murcia, aunque también es posible encontrar su publicidad en Las Provincias de Levante y El noticiero de Murcia. Almagro prefería realizar anuncios más cortos y, por tanto, más baratos lo que le permitía publicarlos muy a menudo y en varios periódicos.
A finales de la década de los ochenta, Almagro empieza a insertar anuncios más largos, presionado quizá por una competencia cada vez más creciente, pues se establecen en Murcia varios fotógrafos que se van conformando una reputación y compiten por ofrecer los mejores precios.
Se anunciaba sobre todo en La Paz de Murcia, aunque también es posible encontrar su publicidad en Las Provincias de Levante y El noticiero de Murcia. Almagro prefería realizar anuncios más cortos y, por tanto, más baratos lo que le permitía publicarlos muy a menudo y en varios periódicos.
A finales de la década de los ochenta, Almagro empieza a insertar anuncios más largos, presionado quizá por una competencia cada vez más creciente, pues se establecen en Murcia varios fotógrafos que se van conformando una reputación y compiten por ofrecer los mejores precios.
Anuncio aparecido en La Paz de Murcia. Septiembre de 1888.
Los diarios también le dedican a Almagro algunos breves
artículos referidos a su trabajo como el que sigue, aparecido en La Paz el 20 de diciembre de 1881:
“El distinguido fotógrafo de esta capital D.
Juan Almagro, incansable en el estudio y ansioso de presentar continuamente en su gabinete
cuantas novedades se vean en los mejores de París, está aplicando un procedimiento que
ha de ser de suma importancia para todas las personas que se retraten.
Este procedimiento, que se llama
instantáneo, tiene sobre todos los conocidos la superioridad de que dá al retratado esa parte de
expresión interna que falta en todos cuando la persona, con más o menos
violencia, tiene que quedarse inmóvil y expectante durante algunos segundos.
En este nuevo procedimiento, solo se
esperará a que el que ha de retratarse tenga un momento de completa naturalidad, y entonces en el
pequeño intervalo de un segundo, es cuando el fotógrafo descubre y vuelve a cubrir la
máquina”.
Parece claro
que muchos de estos reportajes y artículos ocultaban una intención
publicitaria.
Para todas las fotos
Autor: Juan Almagro.
Murcia 1880-1895
[seguirá en Juan Almagro. Vistas de Murcia]
Fuentes bibliográficas:
- Martínez Jodar, Asensio.
La prensa como fuente para el estudio de la Hª de la fotografía en Murcia en el sXIX.
Revista Imafronte. Nº 23.
Universidad de Murcia. 2014.
- Manzanera, María.
Cap. 4-Orígenes de la fotografía en la ciudad de Murcia.
Fotografía en la Región de Murcia.
Cehiform. 2003.
La prensa como fuente para el estudio de la Hª de la fotografía en Murcia en el sXIX.
Revista Imafronte. Nº 23.
Universidad de Murcia. 2014.
- Manzanera, María.
Cap. 4-Orígenes de la fotografía en la ciudad de Murcia.
Fotografía en la Región de Murcia.
Cehiform. 2003.
Las que más me gustan son las fotos de los niños
ResponderEliminarLos niños están un poco rígidos pero aún tienen el encanto de la infancia, desde luego.
EliminarAbrazos, Alí!!!
Los hombres con esos bigotes de guías hacia arriba con aire fiero y las señoras mayores con esas caras de abuela que algunos tuvimos, con peinados a lo Emilia Pardo Bazán. Y luego están los niños. Antiguos, pero siempre siendo niños.
ResponderEliminarUn saludo.
Un recorrido por los rostros de la burguesía murciana del último tercio del XIX. Muy significativos esos bigotes encerados que estuvieron de moda tantos años. Con lo difíciles que serían de mantener.
EliminarMenos mal que los críos siguen siéndolo. Jeje. A pesar de su seriedad.
Abrazos, Cayetano!!!
Vaya, que incluso desde el principio había mucha competencia. Me ha hecho gracia el anuncio de las grandes rebajas en los precios. Parece que también la publicidad ha avanzado bastante desde entonces. Nada que ver el cartel con los anuncios de coca-cola!
ResponderEliminarFeliz tarde, monsieur
Bisous
Claro que había, madame. Además que hay que tener en cuenta que Murcia no tenía más que algunos miles de habitantes que pudiesen pagarse el retrato. Y que no lo hacían a menudo.
EliminarPasad un buen día.
Abrazos!!
En aquella época, probablemente cada fotografía original era costosa y recibía un trato especial, algún retoque y una buena presentación.
ResponderEliminarMirando estos retratos, los personajes con su "look" antiguo y muy pasados de moda, parecen más naturales que la gente de hoy: mujeres sin cirugías estética, ni gran cantidad de pintura facial, hombres con barba y bigotes pero los niños, como todos los niños, simpáticos y algo más serios.
Me encantó el artículo de La Paz !
Un abrazo !
En eso tienes razón, Marga. Los rostros de antes, aunque permanezcan serios y rígidos ante la cámara, eran naturales. Ni Photoshop ni cirugías, ni cosmética.
EliminarLos niños (quizás un poco asustados) están serios por la circunstancia. Pero no pierden el encanto.
Abrazos!!!