martes, 28 de agosto de 2012

El hijo de Johanna: Gyula Zarand.




Con esta entrada finaliza la serie sobre las tres generaciones de fotógrafos húngaros de la misma familia.

Autorretrato.


Gyula Zarand hijo nació en Budapest en 1943. Gracias a la profesión de su padre, siempre estuvo en contacto con el mundo de la fotografía pero empezó a tomárselo en serio a partir de los quince años.
Tras diplomarse en la Escuela de Fotografía y en la Escuela Superior de Periodismo empieza a trabajar como reportero gráfico para la revista Tükor.
Más tarde lleva a cabo una investigación sociológica a través de imágenes sobre los disturbios políticos y sociales en Hungría a partir de 1956. Se centra en hospitales psiquiátricos, en el alcoholismo, los niños de la calle, los adultos marginados,… Estas series de fotografías no pasan desapercibidas a la censura húngara que prohíbe su publicación.
En 1971 se traslada a París, donde continúa sus estudios de fotografía y cine en la Universidad de París-VIII. Colabora con reconocidos escritores ilustrando sus publicaciones al tiempo que realiza reportajes de moda para Elle y Publicis.
De 1990 a 1995 desarrolla labores de enseñanza de fotografía en la Escuela Nacional Superior de Artes Decorativas de París.
Actualmente pertenece a la agencia de prensa Rapho, empresa que ha contado con fotógrafos tan prestigiosos como  Brassaï, Doisneau, Dieuzaide o Boubat.

 La manifestación.

 Obrero.

 Niños de Szentendre.

 Los camaradas.

 La banda.

 El jefe de la banda.

 Jugando con dinero.

 El carterista.

 El mendigo.

 Gitano.

 La mirada.

 Desfilando.

 El banquete.

Ramas.


Para todas las fotos:
Autor: Gyula Zarand hijo.
Hungría, entre 1964 y 1965.



18 comentarios:

  1. Maravillosas todas. Parece imposible tener el ojo siempre captando la instantánea, ser capaz de atraparla con una máquina de la época, como en el caso del carterista inmortalizado justo in fraganti.

    Feliz tarde

    Bisous

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí debe ser difícil, madame. Son gente que ven su entorno a través del objetivo de una cámara. Con una visión especial. Y no todo el mundo vale para eso.

      Disfrutad de este martes.
      Abrazos!!

      Eliminar
  2. Cómo apuraba el obrero ese cigarrillo hasta el final, cogiéndolo de esa forma que le permitía dar hasta la última calada a pesar de su diminuto tamaño.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los obreros tenemos que apurar los pitillos, Antón.
      Menos mal que inventaron los filtros y así no nos quemamos los dedos.

      Un abrazo!!

      Eliminar
  3. Me encanta la preocupación social que se advierte en sus fotos, su toque artístico sin perder de vista la cotidaneidad, las escenas que serían cotidianas en las calles de su país. Y todo ello aderezado por la preocupación política, pues Hungría por entonces formó parte del mundo comunista y eso se advierte en la captación de elementos militares.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Carmen. Gyula se implicó mucho en los cambios sociales de la Europa del Este. Tanto se implicó que lo vetaron en Hungría hasta el punto de tener que emigrar.
      Sus fotografías nunca se publicaron en las revistas húngaras.

      Abrazo.

      Eliminar
  4. Como a La Dame M me fascina la capacidad de captar el instante preciso. Creo que detrás debe haber algo de intuición o premonición, no sé.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sin duda, hay mucho de intuición y, supongo yo, bastante de paciencia. Esperar hasta que se produzca la imagen que se quiere conseguir.

      Abrazos, Jürgen.

      Eliminar
  5. Que maravilla...me encanta sobre todo "la banda" donde cada uno de ellos parece estar diciendo, tengo una historia que contar...Me alegro mucho, pero mucho, mucho, de que estés de vuelta Enrique.

    ResponderEliminar
  6. Excelente artículo y sobre todo, enhorabuena por las imágenes.

    Para los amantes de las fotografías antiguas, dejadnos que os presentemos Pixelada (www.pixelada.net)

    Pixelada nace con la idea de facilitar a los aficionados al coleccionismo de fotos antiguas conseguir todos los meses un total de 4 fotografías originales, sin tener que estar “rebuscando” en Internet.

    La suscripción es mensual pero no tenemos compromiso de permeancia por lo que puede anularse cuando el coleccionista quiera.
    Los gastos de envío están incluidos en la cuota de suscripción, así que por tan solo 15€ los usuarios de Pixelada recibirán en casa un lote de 4 imágenes para ampliar su colección.
    Si alguna de las imágenes recibidas no es de su agrado, podrán intercambiarlas con el resto de usuarios en nuestro Club Privado sin ningún tipo de coste, exceptuando los gastos de envío que acuerden entre ellos.

    Como promoción de lanzamiento, todos aquellos usuarios que consigan un par de amigos que se suscriban a Pixelada, recibirán en casa el doble de imágenes en su propio envío. En la Home de nuestra Web está toda la información de esta Promo.

    Si queréis poneros en contacto con nosotros no dudéis en hacerlo escribiéndonos a info@pixelada.net o a través del formulario o teléfono de contacto que podéis encontrar en nuestra Web www.pixelada.net

    Gracias!

    ResponderEliminar
  7. Cuando los desheredados del mundo se convierten en motivo estético, la radiografía de una sociedad queda completa.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y, lamentablemente, avanzamos hacia un mundo lleno de desheredados.
      Solo hay que mirar a nuestro alrededor.
      Un abrazo, Cayetano.

      Eliminar
  8. Que preciosas fotos, no lo conocia gracias mil por darlo a conocer y por mostrarnos su arte...me gustaron todas, a demas que aprendi bastante gracias again!
    beso, feliz fin de semana!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro que te guste este no muy conocido fotógrafo, Patricia.
      Un abrazo!

      Eliminar
  9. Que maravilla de fotos y cuanta historia guardan.
    Enhorabuena

    un abrazo

    fus

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre es bueno mirar para atrás y revisar imágenes que ya son historia.
      Lo malo es que repetimos. No aprendemos de los errores.
      Un abrazo, Fus.

      Eliminar