El parisino Robert Doisneau representa la perfecta definición de fotografía humanista de calle. Supo conjugar como pocos la visión humanista de la fotografía con imágenes que en su mayoría pertenecen a la fotografía de calle.
Como no podía ser de otra manera, Doisneau ha aparecido en varias ocasiones en este blog: aquí, aquí, aquí y aquí.
Era hora de que le dedicase una entrada con mayor contenido aunque he de reconocer que me ha costado mucho seleccionar un grupo de fotografías que fuesen mis preferidas.
Son tantísimas y tan buenas las que me gustan que parecía que al seleccionar unas pocas estaba infravalorando el resto.
De manera que he optado por hacer una selección de imágenes centrada en una de las temáticas que prefería Doisneau: la infancia.
Robert Doisneau nace en Gentilly, cerca de París, el 14
de abril de 1912.
Recibió la formación de grabador litográfico y tipógrafo en París.
En 1929 comenzó a realizar sus primeras fotografías aprendiendo de forma
autodidacta y leyendo las instrucciones de las cajas de emulsión para revelar.
Comenzó a trabajar en un estudio fotográfico que posteriormente compraría al
morir su dueño.
En 1931 comenzó a trabajar con el artista André Vigneau gracias a sus
conocimientos como grabador. Este lo introdujo en el mundo de la fotografía
como arte.
Doisneau comentaba: “Cuando yo empecé, nadie conocía a nadie. No había revistas
que difundieran la obra de los fotógrafos más interesantes. Por eso la única
persona que me influyó fue Vigneau. Era formidable: escultor, pintor,
fotógrafo".
En esta época también descubrió a Man Ray.
Inicialmente trabajó como fotógrafo industrial y de publicidad en la factoría
de Renault de Billancourt, hasta ser despedido por sus repetidas
ausencias.
Según sus palabras, “desobedecer me parecía una función vital y no me privé de
hacerlo”.
De los objetos inanimados pasó a las fotografías de gente en París y Gentilly.
El 25 de septiembre de 1932, el periódico L'Excelsior publicó su primera
fotografía.
La crisis de los años treinta le afectó, debiendo pasar una larga temporada sin
encargos.
y Hélène Vallier) en su casa. 1948
Participó como soldado en la Resistencia Francesa durante
la II Guerra Mundial hasta que fue desmovilizado en 1940.
Fueron tiempos penosos en los que realizó fotografías de tema científico por
encargo aunque no dejó de retratar la ocupación y la liberación de París.
Terminada la guerra, fue contratado por la agencia ADEP y trabajó
junto con Henri Cartier-Bresson y Robert Capa, reflejando la
alegría y la jovialidad de la ciudad de París tras las desgracias derivadas de la guerra mundial.
Desde 1945 colaboró con Le Point y se integró de por vida en la agencia Rapho, retratando, entre otros, a Pablo Picasso.
Todo su trabajo, fuera de los encomendados, siguió centrándose en la vida
pública y situando a sus personajes en un ámbito cotidiano. "Mi foto es la del
mundo tal y como deseo que sea".
Con Robert Giraud se abre a la vida nocturna de la capital: jazz,
cafés y el arte alternativo.
Recorre Montparnasse y Saint-Germain-des-Prés donde se
encontrará con Jean-Paul Sartre, Albert Camus y Jean Cocteau entre otros.
Es su modo de escapar del mundo artificial que retrata para la revista Vogue.
En 1950, Doisneau buscaba material para cumplir con un encargo de la revista
estadounidense America's Life, interesada en los enamorados de París.
De ahí saldrá la serie Besos y su obra más significativa, El
beso.
La fotografía muestra de forma misteriosa una pareja besándose frente al
ayuntamiento de París.
Muchos pensaron que era una fotografía espontánea que el autor había tomado en
las calles parisinas. Sin embargo, años después se supo que la pareja estaba
formada por los estudiantes de arte dramático Françoise Bornet y Jacques
Carteaud.
Robert los descubrió en un café parisiense y ambos aceptaron posar delante de
su objetivo dándose un apasionado beso en mitad del tumulto de la ciudad.
La foto se convirtió en un icono reconocido en todo el planeta.
Sus trabajos recorrían toda Europa y Estados
Unidos con gran éxito, y esto le abriría las puertas en el extranjero.
En 1951 expuso en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
En 1953 abandonó Vogue, sufriendo el declive de la fotografía y de los
fotógrafos de la posguerra acaecido en la década de 1960.
No será hasta 1979 cuando Claude Nori rescate a Doisneau publicando
una retrospectiva de su obra en Tres segundos de eternidad.
Rehabilitado para el mundo del arte, en la década de 1980 recorrió Asia,
con exposiciones multitudinarias en Pekín, Tokio y Kioto,
además de en Roma y en el Museo de Arte Moderno de Oxford.
Hoy su obra es un referente para muchos fotógrafos de calle actuales.
Aunque como él mismo reconocía era principalmente un artista humanista.
De hecho, en una entrevista realizada por Alberto Anaut, relató la siguiente
anécdota:
En una ocasión, el camión donde iba Doisneau, atropelló el rebaño de un pastor
y él en lugar de realizar fotografías del accidente se dedicó a consolar al
pastor.
“Fue terrible” reconocía “Probablemente hubiera sido magnífico hacer
fotografías de las ovejas destrozadas bajo el camión, pero el pobre hombre
estaba tan desesperado que tuve que quedarme con él. Nos quedamos hasta que, por
la noche, llegó la policía. No pude dispara ni una foto. Era mejor así”
Anaut le preguntó: “¿Eso significa que para usted la pasión no es la
fotografía, sino el hombre?”
Doisneau respondió con un breve “Desde luego”.
Vivió en Montrouge desde 1937 hasta su muerte.
El 25 de septiembre de 1993, Doisneau tomó su última foto.
Falleció el día 1 de
abril de 1994, a la edad de 81 años.
Fuente: Wikipedia.
Me ha encantado saber de el, así como disfrutar de esas imágenes callejeras del día a día, y donde sus protagonistas casi en todas son los niños; por lo que no me extraña nada de que se encuentre entre tus fotógrafos favoritos.
ResponderEliminarAquí tuvimos en Sevilla un fotógrafo catalán, que trabajó para el diario "La unión", y que se llamaba Horacio Espadaler, al que le gustaba patear las calles, entrar en casas de vecinos, etc. para reflejar el mundillo de la explotación infantil, como crítica social.
Nada más le de a publicar a este comentario, voy a buscar en tu blog, para ver si publicaste algo de él.
Un fuerte abrazo, Enrique.
Un fotógrafo muy prolífico y con una obra humanista muy optimista. Esa es la razón por la que me gusta tanto Doisneau.
EliminarNo conocía nada de Horacio Espadaler. He buscado por la red y hay muy poca información y las fotografías que aparecen son las que ya mostraste en tu blog.
Imagino que habrán hecho en Sevilla alguna exposición, pero nadie se ha molestado en subir nada al respecto.
¡Un abrazo, Manuel!
Realmente es impresionante contemplar como este gran fotografo supo captar esos tiempos en que los niños jugaban felices en las calles... Una seleccion preciosa, amigo. Me encantó.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Ildefonso. Me alegra que te haya gustado.
EliminarDoisneau supo aprovechar una época en la que todavía se podía ir por la calle retratando todo lo que veía. Hoy sería imposible captar esas imágenes y de hecho, el propio Doisneau tuvo más de un problema al final de su vida para seguir haciendo fotos de calle con la naturalidad de otros tiempos.
¡¡Un abrazo!!
Me ha gustado toda la serie de los niños, aunque yo me quedaría con dos: "Los pies en el muro" y "Escolares curiosos"
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra que te haya gustado esta selección, Antonio.
EliminarDoisneau supo como retratar la infancia.
Esas dos imágenes son de las mejores, sin duda. También es cierto que, por lo menos en mi caso, me recuerdan mucho a mi propia infancia.
Un abrazo!!